RAKISS 0 - NAVAMORCUENDE 4
LA MALDICION DEL RAKISS
El Rakiss desborda casta y respeto por sus propios colores, es cierto, tan cierto como el escudo que sus jugadores llevan reluciente en el pecho, pero también es cierto que hay días que ni el más optimista es capaz de sacar la idea de su cabeza de que lo único que puede hacer ese día en el campo es correr y sufrir.
Así llegamos el sábado al terreno de juego, decididos a agarrarnos al clavo que nos quedaba ardiendo en mitad de una pared que se nos hacía casi imposible de escalar. Decididos a que la Liga no se nos escapara otra vez. Pero la maldición es la maldición y por eso mismo siempre se cumple.
Ni siquiera sirvió el valor representado por Sirvi, dispuesto a defender la portería, como arquero de circunstancias, contra el peor rival posible, el que más disfruta perforando nuestra red. Antológica una de sus paradas en el primer tiempo, no pudo hacer más ante los cuatro goles que llegaron.
Ni siquiera sirvió el ejemplo de Chema, que jugó lesionado sufriendo en cada lance por defender el honor de un equipo que poco más podía hacer. Intentó cerrar el lateral derecho y lo consiguió a pesar de jugarse la salud. Un auténtico titán que en el descanso rumiaba sus molestias sin quejarse un momento pero con la cara de estar pasando un calvario.
Ni siquiera sirvió el esfuerzo de Magia, obligado por las bajas a cubrir el centro de la defensa como antaño, pero sin las fuerzas de la juventud. Tras dos años de lesiones no era la mejor forma de recuperarse, jugar un partido a cara de perro contra el archienemigo sabiendo que son 90 minutos sin escapatoria. Su entrega fue máxima al borde de la extenuación y su rodilla a punto estuvo de poner el punto final a su temporada, suerte que sólo fuera un susto que nos congeló el corazón.
Ni siquiera la aventura suicida de Nacho como único punta sirvió, a pesar de sus interminables carreras en busca de un falso premio que no llegó. Golpes, faltas y hasta un penalty que no fue cobrado fueron fruto de su odisea por el gol.
Ni siquiera el constante bombardeo de Mario a balón parado sirvió. Su pierna desfallecida no pudo más que encontrarse una y otra vez con un portero inspirado que nos privó en cuatro ocasiones de subir el gol del honor al marcador.
Ni siquiera el sudor del resto apretando los dientes, cerrando los espacios, intentando tocar mejor que nunca, intentando recorrer una y otra vez la distancia que separa la línea de un fondo con la contraria, sirvieron para evitar una derrota tristemente anunciada.
No había posibilidad de cambios. No había posibilidad de cambiar el sistema. No había posibilidad de ganar. Ese era el sino de una maldición que se repite año tras año y que nos priva de jugar los partidos en los que se decide la temporada en igualdad de condiciones ante rivales que se han propuesto ganarnos una y otra vez. Quizá sea el precio que hay que pagar por haber sido referencia en esta Liga.
Duele llevar años sin ganar al que antaño fuera nuestro rival más acérrimo, duele que la resignación se vaya instalando en la mente ante un partido que significa mucho más que fútbol, significa que estamos vivos y que este equipo perdura en el tiempo a pesar de las dificultades. A pesar de haber tenido que sufrir ante su más válido contrincante el deshonor de retirarse a mitad de partido cuando ya no quedan jugadores para plantar batalla, como sucedió el año pasado.
Por eso esta crónica está dedicada a todos aquellos que murieron con las botas puestas, a todos aquellos que sabiendo que la muerte era segura empuñaron una vez sus armas por una batalla maldita que sin embargo permitirá que haya más guerras que luchar, más victorias que celebrar y más ocasiones para enseñar una insignia que late en el pecho impoluto de un Rakiss que vive gracias a soldados malditos como vosotros.
La gloria es vuestra... la gloria de la eternidad.
Gracias.
2 comentarios:
Impresionante, para qué decir más. Gracias Litri, me has puesto los pelos de punta. ARRIBA RAKISS
amen!!!
Publicar un comentario