DECIMOQUINTA JORNADA 2010-2011

 

RAKISS 3 – RAPIDO 4

UNO MENOS... MAS HUEVOS o (SIN HUEVOS NO HAY PARAISO)

Después de muchos años de pisotear los campos de La Elipa hay algo que he aprendido del Rakiss, algo que no cambia, da igual quien esté en el campo vistiendo su camiseta, da igual el lugar, da igual el rival y da igual la jornada de Liga que sea, si el título está al alcance de la mano o si ya está imposible, si hay algo que le gusta al Rakiss es complicarse la vida y pasar a la épica.

Si, la épica es nuestro segundo nombre por eso nos gusta complicarnos la vida, cuanto más difícil se presenta la cosa, mejor juega el equipo. A veces da para ganar los partidos, otras veces ni siquiera importa, porque en ocasiones no nos engañemos el Rakiss se complica la vida de forma insuperable.

El partido contra el Rápido era a priori un partido con todas las papeletas vendidas. El rival primero en la Liga está jugando de forma solvente y parece el favorito en las apuestas para llevarse el título, mientras el Rakiss pasa por otro infierno de bajas y ausencias prolongadas que le ha llevado a fallar en los partidos más importantes de la temporada.

Una de nuestras mayores armas, la fuerza del banquillo, está totalmente neutralizada desde que comenzó la segunda vuelta. Además, la clasificación nos dejaba ya muy lejos de la cabeza de la tabla. Pero eso no es gran cosa para el Rakiss y lo demostró complicándose aún más la vida, había que darle un toque picante al partido.

Tras empezar ganando en cinco minutos el Rakiss apagó el motor para que su rival le recortara casi sin esfuerzo toda la ventaja que llevaba. Una vez por debajo en el marcador, no contentos con eso, sufrimos la expulsión de cada día quedándonos con uno menos más de una hora de partido... El panorama era claro, una victoria fácil para el Rápido...

Pero con el Rakiss nunca se sabe lo que puede pasar, es un equipo que se crece ante la adversidad. Cuando quedaban cinco minutos de partido el Rakiss había empatado por dos veces el encuentro y exhausto no pudo evitar el último gol del rival que tuvo que sudar hasta la última gota para llevarse el partido.

Al final 4-3 una derrota al fin y al cabo, pero una derrota épica como deberían ser todas las derrotas del Rakiss.

LA RESEÑA

El once del Rakiss tenía dos sorpresas, la primera la vuelta de Mike, que hizo un partido sensacional de vuelta a la banda izquierda del Rakiss y en segundo lugar la colocación de Mario como interior diestro, una posición en la que nunca había jugado nuestro mister.

El partido comenzó con un empuje inusitado del Rakiss. En un balón en la línea de tres cuartos, Mario vio el desmarque de Litri por el centro entre los dos centrales, el pase fue medido hacia su pie derecho. El único delantero del Rakiss controló el balón y encaró al portero perseguido por los defensas, picó la pelota pero la salida del meta fue rapidísima y con las manos logró repeler el balón.

El rechace tocó de nuevo en Litri, esta vez en su pierna izquierda y emprendió un agónico camino hacia el gol que fue frustrado en el último palmo por un defensor cuando ya todos cantábamos gol.

La pelota acabó fuera. Acto seguido pusimos de nuevo el balón en movimiento y Mario se quedó sólo tras un rebote en la línea de fondo dentro del área. Nuevamente buscó a Litri que esta vez se adelantó al portero y con un toque sutil impulsó el balón a la red. El Rakiss había empezado mandando.

Sin embargo, la alegría no duró demasiado, tras un balón al palo del Rápido, el Rakiss se desconcentró durante unos minutos y lo pagó caro. En dos jugadas, dos goles absurdos fruto de la pasividad en defensa de todo el equipo. La cosa se complicaba.

Más aún cuando tras una entrada de Raúl a un rival este le insultó gravemente a un centímetro del árbitro mentando a su santa madre. Raúl fruto de la ira respondió al contrario. La cosa empeoró los gritos se sucedieron y en unos segundos el árbitro expulsó a nuestro jugador con una tarjeta roja fulminante.

Todos nos lanzamos sobre el colegiado, ya que estaba claro quien había lanzado el insulto en primer lugar, pero no hay manera, es incomprensible lo que le pasa al Rakiss, incomprensible desde un punto de vista inocente y sin prejuicios, porque la cosa está ya bastante clara desde un punto de vista un tanto menos ingenuo. 

El caso es que el único insulto que escuchó el árbitro fue el del jugador del Rakiss. Uno menos, perdiendo y con 60-65 minutos por delante. Un Everest que el Rakiss se dispuso a escalar. El Rakiss volvió a acercarse con una falta de Mario y con varios corners pero la primera parte pasó en una centella.

En la segunda parte apareció el espíritu del Rakiss, con más corazón que cabeza, el equipo se fue hacia arriba. El rival llegaba con peligro pero Jota resistía como podía las embestidas de sus delanteros. Abraham, Pitu y Mike bregaban en el centro del campo y en una de sus peleas cuando la segunda parte pasaba ya de la media hora, Abraham metió un balón largo a Litri.

El ocho del Rakiss la tocó como pudo sobre la salida del portero, el balón subió bombeado y volvió a caer sobre el área, Litri corrió en su busca entre el caos de la defensa, había sangre en el agua y el tiburón la olía. La pelota cayó de repente y como empujado por el ansia el Rakiss encontró su gol. Litri tocó el balón con la cabeza otra vez y la pelota entró en una jugada rocambolesca. Un gol extraño, pero un premio al coraje del Rakiss.

Sin embargo, la alegría duró poco. En la jugada siguiente el Rápido encontró un balón en el área y volvió a marcar ante la frustración de la defensa que aguantaba el físico como podía. No era justo tanto trabajo para nada.

El alma del Rakiss lo empujó de nuevo arriba y segundos después forzaba un nuevo saque de esquina. La pelota escupida por la defensa cayó del cielo en la frontal del área y allí esperaba el francotirador.

Pitu sacudió un disparo fulminante que pasó sobre las cabezas de cuantos se apelotonaban en el área y con una folha seca cayó driblando las manos del portero en su parábola. Un golazo que volvía a empatar el marcador. El Rakiss estaba extenuado pero lo había vuelto a lograr.

Tocaba bregar y la luz pareció volver a salir cuando al fin el rival que escapó milagrosamente a la expulsión en la primera parte era ajusticiado con una segunda tarjeta por el árbitro. Diez contra diez pero no con la misma gasolina. El Rakiss intentó frenar a su rival pero no daba para más. Justo al final llegaba el gol que le birlaba un punto. Había pagado caro el esfuerzo pero había caído con el orgullo intacto.

¿Qué hubiera sido del Rakiss esta temporada con un banquillo completo y unos cojones así de grandes? Seguramente esta Liga no se habría escapado.

LAS CLAVES

- El amor propio: Sin huevos no hay paraíso y el Rakiss tiene coraje para dar y regalar. Todos y cada uno de los que salieron al campo dejaron el máximo en el terreno de juego, eso es amor propio, el distintivo más valioso del Rakiss.

- El golazo de Pitu: Otro trallazo al borde del área de un Pitu que se ha convertido en uno de los especialistas del equipo. Esta vez su tanto fue tan espléndido que es candidato a gol del año.

- Doblete de Litri: Que los años no pasan en balde está claro pero que dentro del área hasta el más torpe hace relojes también. El Litri aguanta, a duras penas, pero parece crecerse ante los rivales más duros.