sábado, 28 de mayo de 2005

EL ULTIMO ROMANTICO


¿Donde estará la Virgen?

Resulta casi increíble que un equipo pueda resurgir de sus cenizas y en quince minutos empatar una final que tenía perdida, pero si alguien puede conseguirlo ese es el Liverpool. Es indudable que este club tiene en su interior una fuerza especial que aúpa y empuja a los que se ponen su camiseta, es un equipo con espíritu; con corazón; con una pasión inigualable que le viene dada desde la grada de Anfield. Y es que en la mítica “kop”, la tribuna por excelencia del estadio, reside el alma de este club: su inigualable hinchada. Es imposible crear una atmósfera igual en ningún otro templo del fútbol y es eso precisamente lo que alenta a los jugadores en las ocasiones difíciles. Juegan por una afición que se desvive por su club y lo acompaña allá donde vaya, con entrada o sin ella, dejándose sus ahorros en el camino. Porque los aficionados de Liverpool en su gran mayoría pertenecen a la siempre sufridora clase obrera inglesa; gente humilde que recorta sus gastos esenciales al máximo para poder pagarse el abono de temporada del club del que se sienten parte indispensable. Ya lo decía Bill Shankly, (el artífice del Liverpool que hoy conocemos) a propósito del ideario del club: “Mucha gente trabaja en una fábrica de nueve a cinco. Su trabajo puede consistir en dar miles de vueltas a una tuerca, así que esa gente merece ir los sábados por la tarde a un estadio y poder gritar animando a los suyos”.

Este escocés esquivo hizo, desde su banquillo, jugar al Liverpool con el corazón en las piernas desde 1959 a 1974. Siempre empeñado en imponer el buen gusto, el toque en corto y la elaboración, Shankly se reunía con sus colaboradores en un pequeño cuarto previo al vestuario “The boot room” (el cuarto de las botas) en torno a unas cervezas. Fue allí donde nació la filosofía del equipo que hoy conocemos, ajena a los despachos y las juntas directivas. En Anfield no había palco, y sigue sin haberlo, pero en sus 'gradas democráticas' los aficionados hicieron suyo el “You'll never walk alone”, que ruge cada vez que los reds surgen de la boca del vestuario. Ahora, ese mítico cuarto ya no tiene botas colgadas de las perchas y es donde los técnicos del Liverpool invitan después del partido a los entrenadores del rival.

Es el romanticismo del fútbol, tantas veces maltratado por el negocio puro y duro de los traspasos y los contratos publicitarios, una mítica que tiene su principal valedor en el equipo de la ciudad del Mersy. Cada rincón de su estadio evoca esas sensaciones que logran que el fútbol no se reduzca sólo a la táctica y la técnica; sensaciones tales como las que produce el cartel que corona el túnel de vestuarios a su salida al campo: “THIS IS ANFIELD”; es como salir al césped pensando en que la historia del fútbol está a punto de juzgarte en 90 minutos. Cuenta Xabi Alonso que el primer día que bajó por las escaleras de Anfield camino del terreno de juego se le quedó grabado. “Ves las letras doradas sobre fondo rojo y piensas que tienen que significar algo especial cuando en ningún otro estadio hay algo parecido. Nos han dicho que se colocaron en la época de Shankly y que su objetivo era recordar a los jugadores del Liverpool donde estaban, y a los contrarios intimidarles. También en nuestro vestuario los techos son más bajos que en los del equipo rival. Dicen que es para que nos crezcamos, para que nos veamos mas grandes. El suelo del vestuario rival además parece más inconsistente, como si flotaras, para que les tiemblen las piernas, se sientan inseguros cuando lo pisan”.

Son detalles como estos los que explican como un equipo perdiendo 3-0 en una final de la Copa de Europa, puede aún pensar en seguir corriendo y obrar el milagro. Cosas que hacen que la motivación y la magia de los sentimientos se impongan a todo lo demás y que un equipo menor pueda ganar a cualquiera. Así jugó el Liverpool la final de la Champions: con su pasado, su tradición y su leyenda a cuestas. Y sólo así podría haberla ganado. Como diría Shankly: “El fútbol no es una cuestión de vida o muerte, es algo más importante que eso”.

Litri

1 comentario:

Anónimo dijo...

Litri eres el más grande y siempre lo serás.