RAKISS 2 (Pacheco, Pitu) - RAPIDO 2
¿HAY EQUIPO? NO... ¡¡¡HAY RAKISS!!!
Es cierto. El chat
de wasap del Rakiss es una jaula de grillos, un auténtico caos en el que
confluyen muchos de los míticos jugadores que han vestido los colores del
equipo -algunos en activo, otros retirados ya- y los nuevos jugadores que aún
no saben ni ponerle cara a la mayoría de los mensajes que tienen que aguantar.
Pero si algo define el ambiente que reina en ese cruce de mensajes, aparte del
caos, es la alegría. Todo tipo de chanzas, bromas, chistes y conversaciones
festivas aparecen a cada poco entre sus líneas, tanto que si te despistas un
rato tienes cientos de mensajes sin leer.
Sin embargo, hubo
un momento en mitad del verano pasado en el que ese ambiente se tornó nefasto y
depresivo. El Rakiss estaba enfermo, enfermo de viejo, enfermo de cansancio, al
menos esa era la impresión que daba. Las conversaciones giraban más sobre lo
difícil que iba a ser seguir un año más ante todas las adversidades que se nos
presentaban y el futuro del equipo era muy negro. Tanto que hasta los más
optimistas llegamos a temer (sólo por algunos minutos, eso sí) por su
continuidad.
Por suerte,
después de un verano y algo más de búsqueda incansable hoy podemos estar
orgullosos, una vez más, del amor propio que tiene este equipo. Sí señores, no
sólo hay equipo, no sólo hay once jugadores en el campo, sino que hay Rakiss.
Porque los fichajes que hemos hecho, tienen el gen de jugador del Rakiss de
toda la vida, es decir, gente a la altura de la camiseta, que sabe que en un
campo de fútbol cada uno se define a sí mismo, y cada cuál demuestra lo que
quiere ser. Gente con fiereza, con amor propio, con orgullo y con la garra que
siempre ha caracterizado a un equipo que pase lo que pase siempre recuerda su
nombre. Y siempre hace gala de quién es. Su propia dignidad se la ha dotado él solo con el paso de los años.
LA RESEÑA
Ni los más osados
hubieran predicho que un equipo con ocho jugadores nuevos, la mayoría que ni se
habían visto en su vida, y un portero de emergencias iban a hacer el partidazo
que hicieron para la primera jornada, contra uno de los equipos que mejor
juegan en La Elipa.
La alineación fue
la primera prueba de fuego. Yoki poco a poco fue poniendo cara a los nuevos
fichajes y a sus posiciones preferidas y como un pequeño rompecabezas, el once
fue tomando forma. Jorge, el primer héroe de la temporada, dio un paso al
frente para comerse el marrón de ocupar la portería. En el centro de la
defensa, Lobo y Miguel Ángel ocuparon las plazas de centrales. Javi Pacheco y
Chanche los laterales.
En el centro del
campo, por aquello de jugar con más gente en la media salimos con
tres centrocampistas: Pitu, Jose y Litri; con César en banda derecha y Alberto
Lozano en la izquierda. Arriba como siempre el “toro” Pacheco.
La charla de Yoki
fue de las que se quedan grabadas en la memoria no por lo épico, que seguro que
habrá ocasión, sino por lo extraña y surrealista. Cómo le explicas a ocho
jugadores que ni siquiera conoces qué es el Rakiss, cómo queremos jugar y todo
lo demás que te circula por la mente. Pues como buenamente puedes, insuflando
ganas y arropando a la gente para que rápido confíe en el que tiene al lado.
Y por extraño que
parezca, salió el Rakiss al campo y salió a por todas, como si nunca hubiera
estado al borde del ocaso. Pasados cinco minutos, los más viejos del lugar, ya
sabíamos de qué pasta estaban hechos aquellos nuevos gladiadores que lucían el
escudo del equipo en el pecho.
Aquello no eran parches, aquello era la nueva
legión del Rakiss. Miguel Ángel, es uno de esos centrales a los que puedes
enviar a la guerra a pecho descubierto y para parapetarte detrás confiando en
que no te van a alcanzar las bombas. Su partido fue un compendio de colocación,
corte, experiencia y liderazgo, tanto que Lobo parecía entenderse con él como
si llevaran más de cien partidos juntos.
En los laterales
Canche y Javi fueron dos caníbales que amedrentaron a sus rivales desde el
primer al último minuto, ni un balón por perdido, ni una pelota suelta que no
fueran a buscar con el cuchillo entre los dientes. Tanto que ambos acabaron
extenuados.
En el centro del
campo, Litri y Pitu encontraron al aliado perfecto en Jose, una máquina de
correr, un robot pilotado por Makelele, al que por momentos el campo se le
quedaba pequeño. Su despliegue físico fue extraordinario cubriendo
absolutamente toda la franja central del medio campo. Con vista para la
colocación y con una velocidad extraordinaria.
El Rakiss aceleró
en los primeros minutos y más aún cuando al poco de empezar, un córner botado
por Alberto Lozano, rebotaba en el área grande peleado por Lobo. El balón
parecía sin dueño hasta que le cayó cerca a Pacheco. En un escorzo forzado por
el bote del balón, pero con un olfato intacto, el pichichi del Rakiss envió el
balón en una parábola perfecta al segundo palo, que sorteó al defensor que
cubría el poste y acabó en la portería haciendo el primer gol de la temporada.
Era un comienzo inmejorable,
pero aún había más que dar. En las bandas Alberto Lozano y César, se
convirtieron en los mayores aliados de Pacheco y las contras del Rakiss que
robaba e intentaba salir con velocidad se sucedían. César, a pesar de no ser
jugador de banda, dejó claro que va a ser uno de los baluartes ofensivos más decisivos del equipo, su calidad en el regate y en el pase quedaron
patentes cada vez que tocó el balón. Un fino estilista con músculos de bronce.
En una de las
jugadas más bonitas del encuentro, César condujo el balón con velocidad por banda
derecha, perforando la defensa como un cuchillo entrando en la mantequilla,
levantó la cabeza y cruzó un balón perfecto entre Pacheco y la defensa rival
hasta el segundo palo, donde un Pitu, siempre listo donde los haya, esperaba
con la caña preparada para hacer el segundo.
La cosa marchaba
pero el rival se despertó a mitad de la primera parte y fue cuando tocó sufrir.
Las llegadas del Rápido se sucedieron y apareció la magistral figura de Jorge
que apuntaló con varias intervenciones la extraordinaria labor de la defensa.
Dos disparos que llegaban rozando el larguero y que sacó con la punta de los
dedos estuvieron a punto de ser el primer gol del rival.
Después en una
internada del delantero centro del Rápido sacó un balón abajo que parecía
inapelable. Los pulmones del equipo parecían tocados y el Rakiss pagaba el
esfuerzo. Tan sólo algún acercamiento como un remate de Litri, mitad cabeza,
mitad hombro y los córners sacados magistralmente por Lozano parecían alejar el
peligro de nuestra portería hasta que llegó el descanso.
Jorge, que se
había convertido en el portero que anhelaba el Rakiss, decidió sacrificarse por
el equipo y seguir bajo palos en la segunda parte. Y llegaron los cambios. JJ
entró por Litri y David sustituyó a Javi con la mala suerte de, a las primeras
de cambio, lesionarse la muñeca en una caída. Tanto que estuvo unos minutos
desorientado por el dolor que le provocó la lesión, e incluso llegó a
marearse. Aún así apretó los dientes y siguió hasta el final jugándose el tipo ya en el primer encuentro.
Parecía que la
sombra alargada de las lesiones nos perseguía implacable, cuando en otra
jugada, en un barullo en el área César se llevaba un cabezazo en la cara que le
provocó un moratón en el ojo derecho por el que tuvo que ser sustituido por
Rober. Además, Lobo, que había sufrido un pisotón dejó paso a Charly, con lo
que Jose tuvo que caer al centro de la defensa y Charly acompañar a JJ y Pitu
en la medular del campo.
El Rápido
aprovechó el desorden y el inicio titubeante del Rakiss para crear más ocasiones de peligro y
en una jugada de su delantero ante el que nada pudo hacer Jorge, marcó el 2-1.
El Rakiss se defendía, parecía acusar el golpe y pasaba unos minutos de
desconcierto, tanto, que en una jugada desgraciada Charly cometía penalti ante
un rival, con el que llegó el 2-2.
La casa se venía a
abajo de repente y las ocasiones se sucedían hasta que apareció la figura
salvadora de Jorge que ante un remate de cabeza a bocajarro, sacó una mano para el recuerdo en una parada
de antología. Era el héroe que necesitaba el equipo, la inspiración que necesitaba
el Rakiss.
Sin embargo, aún
iba a llevarse un susto más, cuando en un barullo en el área el balón salió
rebotado hasta el punto de penalti, abocado a ser pasto de las mallas ante la
llegada de varios rivales. La sentencia parecía dispuesta, pero antes que los
delanteros del Rápido apareció Charly, enfilado hacia nuestra propia portería,
como un adversario más, y soltó un zapatazo a la desesperada arrebatando el
balón a los hambrientos rivales, hacia el único lugar que era posible, el
larguero de nuestra meta. La madera escupió el balón hacia la estratosfera y
con aquel despegue despertó el Rakiss.
Alberto Lozano se
erigió en líder del equipo, un puesto para el que le sobran galones y que debe
compartir con Pacheco, los dos tienen la personalidad y el talento necesario y
los dos tiraron del carro como posesos en un final de infarto que supuso el
resurgimiento del equipo. La pájara había pasado. Allí surgió el último Lozano
sobre la faz de La Elipa en una galopada desde campo propio en la que dejó uno
tras otro a todos los rivales que le fueron saliendo al paso, hasta que el
último defensa con un toque milagroso fue capaz de quitarle un balón que todos
empujábamos desde el banquillo.
El Rakiss cobraba
fuerzas renovadas. Con Rober como lateral sacrificado en derecha y Jorge en la
izquierda. Canche, extenuado por el esfuerzo se puso los guantes para que Jorge
nos diera alas en la banda izquierda y nuevos bríos. Y JJ, apretó los dientes
en cada balón sacando la garra que lleva dentro. Su cara lo decía todo, no iba
a dar un balón por perdido, y así el centro del campo volvió a decantarse del
lado del Rakiss. De hecho, gracias a su esfuerzo, Pitu gozó de unos minutos de libertad
total y sacó su guante.
Tanto que puso dos
balones de gol para Pacheco que el árbitro desbarató señalando fuera de juego,
más que dudoso. Tampoco había habido suerte en un penalti que no nos señalaron,
cometido sobre el propio Pitu, minutos antes, pero para qué hablar de árbitros
cuando uno puede hablar de fútbol.
EL SELLO
No sé donde
llegará este equipo, ni hasta donde nos llegarán las fuerzas pero lo único que
puedo decir es que ayer la legión del Rakiss desempolvó, una vez más, sus
armaduras abolladas, sacó lustre a sus escudos, se caló los cascos de sus
antiguos héroes, empuñó sus lanzas y afiló las espadas. Tocó corneta y
apretó filas en formación cerrada. Y una vez más el uniforme y seco sonido de los
pasos de marcha del Rakiss retumbó sobre las colinas de La Elipa anunciando
que se acerca la guerra…Y qué si se acerca, somos un ejército y estamos preparados.