RAKISS: EL ORGULLO DE SER UN EQUIPO

Hace tiempo, un equipo reinó durante más de tres años sin dejar escapar ni una sola liga. Era un equipo compenetrado, que se sacrificaba en el campo como sólo lo hacen los ganadores, rápido a la contra, letal a balón parado, con un banquillo poblado por jugadores dispuestos a curtirse en mil y una batallas; era un equipo con alma, que sabía a lo que jugaba y por qué jugaba, ese equipo marcó una época... pero su mayor éxito fue que marcó de por vida a aquellos que lo formaron.

Ese equipo es el Rakiss y su espíritu ha vuelto más fuerte que nunca. Esa es la verdadera gesta, que ya nunca nos podrán arrebatar. Sólo tres partidos han demostrado que hay algo especial en estos colores, algo que nos une y que nos hace sentirnos orgullosos. La magia ha vuelto, y ya da igual el puesto en el que acabemos.

Es verdad que el Rakiss nunca se fue, pero tuvo que soportar una gran travesía por el desierto. Difícil y dura, a veces demasiado dura, tanto que por momentos hubo más sufrimiento que disfrute, pero eso ya es Historia. Como los grandes nos hemos levantado. El pasado domingo nos sentimos más orgulloso que nunca de nuestro equipo, y no fue después del partido. Fue antes. Cuando nos miramos en el vestuario y cuando nos reencontramos en el campo, se volvía a sentir que el corazón de este equipo late.

Ahora toca luchar, pero luchar disfrutando de cada momento, de cada partido como si fuera el último. Nuestro peregrinaje ha pasado, y lo ha hecho gracias a la entrega de jugadores tan ilustres que ya parecen eternos, gracias al sacrificio de los que mantuvieron sus riendas desde los banquillos, gracias a las nuevas caras que se dejaron embelesar por unos colores y por las serenatas de los abuelos veteranos. Hemos vuelto...