viernes, 17 de noviembre de 2006

HOMENAJE A "PANCHO" PUSKAS





17.11.2006 Hoy se ha ido uno de los más grandes de todos los tiempos, Ferenc Puskas, una leyenda del madridismo que hoy está de luto. Se va uno de los mayores goleadores que ha dado el fútbol y el que siempre será el único y genuino "gordito".

Cuenta la leyenda que el día que llegó al Santiago Bernabéu para fichar por el Real Madrid llegó pasado de kilos con una prominente barriga, debido en parte a la sanción que le impuso la FIFA por huir de su país, Hungría, tras la invasión de la Unión soviética. Bernabéu era el único que apostaba por su fichaje en el seno del Real Madrid, él le habia visto liderar a la mítica selección magiar que hizo historia derrotando a Inglaterra en Wembley, pero ya era un jugador de 31 años y con un físico bastante desmejorado. Salieron al césped del estadio y allí Bernabéu le dió un balón y le dijo a ver que sabes hacer; Puskas puso la pelota en el suelo casi en el centro del campo, tomó carrerilla y desde allí le pegó un zurdazo impresionante que llegó a la portería sin tocar el suelo. Estaba claro, aquella pierna seguía siendo la misma que le llevó a la cima con el Honved, su equipo de toda la vida. Bernabéu no lo dudó: Hay que ficharlo ahora mismo.

A partir de ahí el resto de la historia es ya de sobra conocido, marcó muchos goles, tantos que fue nombrado 'Máximo goleador del siglo XX' por la Federación Internacional de Historia y Estadística, por el porcentaje de goles por partido tan impresionante que logró. Para el recuerdo la mítica final de la Copa de Europa en Glasgow contra el Eintrach de Frankfurt (7-3) a favor del Madrid con cuatro goles de Puskas y tres de Di Stéfano, sin ninguna duda, la mejor final de la historia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder, segura que cuando chutaba ni se despeinaba....

Que descanse en paz...



Johnny

Litri dijo...

Os pongo aquí el editorial de ALFREDO RELAÑO, director del AS, sobre Puskas.

PUSKAS NO FUE UN GRANDE, SINO DOS

Santiago Bernabéu tenía instinto. En verano de 1958 Puskas tenía 32 años, llevaba ya casi dos sin jugar y le sobraban doce kilos. No obstante, le fichó. Seguía creyendo en el potencial de aquel delantero que en 84 partidos con la selección húngara (el terror de la época) había marcado 83 goles. Carniglia, el entrenador de turno, no lo veía, y rezongaba. Cuando por fin fichó, el encargado de decírselo al entrenador fue el gerente, Antonio Calderón: "El presidente ha firmado a Puskas". "¿Ah, sí. Y qué hacemos con su barriga?", protestó Carniglia. "La barriga se la quita usted", le replicó Calderón con sencillez.

Su llegada no fue fácil. El Madrid había ganado tres copas de Europa consecutivas y era un grupo cerrado. Mateos veía amenazado su puesto por el húngaro. Muchos esperaron al primer entrenamiento con cierta malicia, esperando verle fracasar. Pero al final del mismo, Di Stéfano dictó sentencia: "Este tipo toca mejor la pelota con el pie que yo con la mano." Y se acabó el debate. Nueve años después, Puskas se marchaba del Madrid con 236 goles en 261 partidos. Cinco ligas, cuatro pichichis, tres copas de Europa, una Intercontinental. En una final de Copa deEuropa cuatro goles, en otra, tres...

Eso tras una carrera, en el Honved y en Hungría, que ya le hizo ser considerado el mejor del mundo mediados los cincuenta, y que acabó cuando los tanques rusos tomaron Budapest, y él se exilió. Chaparro, progresivamente más gordo, no tenía un aire que impresionara. Pero poseía un sprint corto demoledor y una precisión con la zurda inigualable. Y entendía el juego como nadie. Yo le tengo por el único de la historia que empalmó dos carreras sucesivas, con cualquiera de las cuales hubiera sido un grande. Era, además, un buen tipo. Sí, eso se dice siempre. Pero en este caso nadie podrá discutirlo. -Alfredo Relaño-