Esta narración está dedicada a todos aquellos que os dejáis la piel en el campo cada fin de semana y a los que disfrutáis de cosas tan aparentemente insignificantes como un partido con amigos o como escuchar una batallita una y otra vez con una sonrisa en la cara. Está dedicada al Rakiss, a los que estuvisteis y a los que no pudisteis estar. Quizá parezca una historia épica y algo “petarda”, pero ya sabéis que yo disfruto con esto. Gracias a todos.
YA NO HAY NADA QUE NO PODAIS HACER.
1.- LA CALMA
Siempre he sabido que los dioses del fútbol son caprichosos, no hay justicia en este juego, simplemente hay partidos, y en los partidos nunca se sabe lo que puede pasar. La pelota no es amiga de nadie, solo se deja desear como una mujer inaccesible que juega con todos y ama a muy pocos. Cuando el juego tiene estas reglas suceden cosas improbables cuando menos te lo esperas.
El partido del sábado era uno de esos en los que todo está decidido de antemano, de los que te da pereza simplemente pensar en disputarlo, más si cabe, cuado no te juegas nada. El Estrella (que siempre será el Galaxi, se llame como se llame) no es un equipo que lo ponga fácil, está plagado de jugadores incómodos que protestan por todo y que enseñan los tacos en cada lance, es verdad que ha bajado mucho en los últimos años, pero sea como sea, quizá por cuestiones psicológicas, siempre se atraganta. Así, pues jugando con nueve, con Tote de titular (más tarde analizaremos este dato a fondo), se presagiaba un partido sin pena ni gloria con una derrota clara.
En el vestuario todo eran reproches a los ausentes y risas lacónicas que no hacían más que reforzar la tesis del partido frustrante y sin ningún aliciente. Sólo una cara era algo distinta, Tote iba a jugar con su camiseta número trece, es cierto que ya había debutado unos minutos como jugador de campo, pero el tiempo fue mínimo y su ilusión era comprensible. Aún así, todos en su interior escuchaban a su orgullo que se resistía a sepultar como si nada todas sus opciones de victoria, siempre quedaba una... o quizá no. Jota decía:
- Hoy tengo una gran oportunidad de ganar el premio a portero del año, ¿no Tote?
- La verdad es que si dejas la portería a cero con 9, sería un punto a tu favor- le respondía su hermano.
Por su parte, Samuel, como buen veterano, recordaba que el Rakiss en igualdad de condiciones puede con cualquiera... pero claro con dos menos; mientras que el Litri, en su papel de animar un poco a los suyos, les consolaba diciendo que lo importante es que ese iba a ser un partido de los que luego recuerdas pase lo que pase, porque al fin y al cabo lo bonito es luego tener recuerdos que te duren toda la vida, sea cual sea el resultado. No sabían cuanta razón tenían, aunque en aquel momento ninguno pensaba realmente en que pudieran ganar.
Así, poco a poco, los jugadores del Rakiss fueron subiendo colina arriba hacia un campo que iba a hacerse más largo que de costumbre. Tote, el último en salir del vestuario junto al capitán seguía a lo suyo:
- Litri ¿te imaginas que meto un gol?- preguntó con cara traviesa. Para Litri eso era como una anécdota dentro de lo que creía que iba a ser el partido.
- Céntrate en eso, porque va a ser lo poco que podamos hacer- contestó el capitán sin creer realmente que algo así fuera a ocurrir. Los dos dieron por cerrada esa curiosa conversación que nunca hubiera reaparecido en su memoria si los hados del fútbol no hubieran estado tan cerca de Tote aquel día.
2.- LA BATALLA
Eran las tres en punto de un doce de marzo de 2005 y allí estaban los nueve valientes que más tarde serían recordados. El Litri siguiendo con sus bravatas habituales les había espetado en el vestuario que si ganaban ese partido conquistarían el grado de veteranos por propio merecimiento: “qué digo veteranos, seríais héroes”, les dijo en tono épico y más que “frikiano”.
Sólo unos pocos afortunados habían ido a apoyar al equipo: las dos Patricias y Bruno (pujando duramente por el título de fan del año), junto a Magia, que aun lesionado no se lo iba a perder por nada en el mundo. Menos mal que ellos estuvieron allí o si no, nadie hubiera creído esta historia jamás.
El esquema no daba para mucho: Jota volvía a la portería esperando poder hacer al menos la parada del año; Sam jugaría en el lateral derecho rezando por aguantar los 90 minutos sin desfallecer; Santi y Lobo como centrales de la mejor defensa del campeonato; Mario, que no había dormido en toda la noche iba a empezar como lateral zurdo (posición que le duró escasos segundos); Johnny y Litri ocuparían el centro del campo como destructores del juego rival sin ninguna otra pretensión; y arriba Jachu, junto a Tote correrían a por algún balón despejado que les pudiera caer medianamente cerca y que nos diera unos segundos de alivio. La táctica era sencilla: Autobús estacionado en la frontal de nuestra propia área; la estrategia lo era aún más: DESPEJAD.
La colocación inicial duró cinco minutos para choteo de nuestros centrales que ya están más que acostumbrados a que Mario desaparezca del lateral a la mínima oportunidad. La causa era que el Galaxi empezó con nueve por la tardanza de dos de sus jugadores. El Rakiss aprovechó para atacar y causó peligro pero fue un espejismo, que desapareció en breves instantes. Minuto cinco y ya éramos 11 contra 9. Sin embargo, los envites iniciales habían traído consigo una sensación inesperada, se trataba de Tote. Casi ninguno de los jugadores del Rakiss tenía la más mínima idea de si Tote era capaz de jugar con solvencia lejos de su habitat natural, la duda razonable de si iba a poder aportar como uno más pasaba por la mente de la mayoría. Todos tenían claro que su esfuerzo iba a ser de gran ayuda debido a las bajas y alababan su valentía (como ocurre cuando juega Jota) de afrontar un partido tan complicado cuando el equipo lo necesita. Es la esencia del Rakiss, todos cuentan y todos valen, el grupo por encima del individuo, pero las dudas son comprensibles. Tote disipó todas en los dos primeros balones que tocó (un taconazo y un buen regate) dejando claro que sabía darle a la pelotita y dando confianza a sus compañeros. Algo que sin duda después sería determinante.
La batalla empezó poco después. Johnny ocupó el lateral izquierdo para dejar a Mario arriba luchando balones aéreos y reservando las pocas fuerzas que traía. Así pues, el Rakiss jugaba con tres arriba y el resto atrás a la desesperada. Una y otra vez, el Galaxi se fue estrellando contra el muro defensivo del Rakiss. El peligro más acuciante eran los dos contra uno que se creaban continuamente en las bandas con las subidas constantes de los laterales contrarios. El Litri basculaba de un lado a otro para evitar la superioridad numérica, pero era consciente de que debía reservar carreras para la segunda parte. Johnny y Samuel resistían a la tentación de entrar al balón, prefiriendo guardar sus espaldas de las coladas de los delanteros y cortaban jugada tras jugada en el último momento y con la puntita del pie. . La atención debía ser máxima o el gol no tardaría en llegar. El Galaxi lo intentó por el centro con pases en profundidad entre los centrales que una y otra vez, incansablemente, se adelantaban a las acciones del rival para cortar pases y más pases. De cuando en cuando, el Rakiss se sacudía el dominio y lanzaba una contra peligrosa con sus tres atacantes. Jachu disparaba siempre que podía, aunque estuviera muy lejos, mientras que Mario y Tote ayudaban en todos los frentes corriendo arriba y abajo. Balones y más balones cortados in extremis, corners y más corners que salían rozando, el Galaxi lo intentaba todo y tenía sus opciones de disparo que siempre encontraban a un muy bien colocado Jota, agarrando los balones con seguridad. El descanso llegó cuando todos creían que no les quedaba ni una carrera más en las piernas. Fue un descanso largo cerca de la fuente. Hubo poco que hablar, la decisión era dejar subir a los laterales y cerrar el centro, con suerte centrarían desde lejos y un tanto a lo loco y dejarían muy poco atrás con el paso de los minutos. Era la única oportunidad de que Jachu pudiese marcar un gol yéndose de tres o cuatro.
3.- EL APOTEOSIS
Fue mucho más difícil de lo que parece; un bombardeo de balones aéreos que despejar; subidas constantes de siete jugadores. Jota estuvo magistral por alto, mejor que nunca en sus salidas de puños. Y aunque los disparos lejanos fueron aumentando ni un balón se escapó de sus manos, ni un solo rechace concedió al rival. Santi y Lobo se irguieron en el terreno de juego como los adalides de la defensa, impenetrables, por alto y por bajo, rápidos y fuertes, simplemente perfectos. Johnny se incrustó en el lado izquierdo como un central más y aportó toda la garra que lleva dentro ayudando especialmente en el uno contra uno y en los balones aéreos, no dejó duda de que sangre italiana corre por sus venas, ni una carrera le quedó en el cuerpo. Samuel reverdeció todos los viejos laureles que lleva en sus piernas y cortó balones con cada una de las partes de su anatomía, valiente como nunca, lo que casi le costó meterse un gol en propia meta. El Litri corrió todo lo que pudo de un lado a otro sin prisa pero sin pausa ayudando allá donde fuera el balón y parando el juego siempre que podía. No cejó en el empeño de mantener a todos atentos a cada balón, cada segundo. Como todos y cada uno, fueron creciendo con el paso de los minutos. Mario, sorprendentemente, sacó gasolina de donde nadie se lo esperaba y corrió como un auténtico titán, llegando arriba para darle balones a Jachu, y segundos preciosos al resto del equipo, de los 300 saques de puerta que lanzó el Rakiss, 290 los ganó Mario de cabeza en el centro del campo. Jachu estuvo a punto de hacer la jugada del siglo en varias ocasiones, bajando balones imposibles, peleando contra dos y tres defensas, regateando a más de 50 metros de la portería contraria, sacando petróleo y disparando a la mínima oportunidad. Pero todo parecía insuficiente. Todo... aún quedaba el factor sorpresa, el golpe de suerte, el premio a la ilusión, el final perfecto para la épica, quedaba Tote. Tote hacía lo imposible por ayudar en todos lados, sus pulmones y sus piernas echaban un humo preocupante. Perdido en una lucha imposible por bajar balones desesperados o por servir algún pase a sus compañeros de ataque, logros que llegaban tras esfuerzos brutales para la altura del partido en la que se encontraba aún corriendo.
Fue en ese momento cuando los dioses del fútbol iban a disfrutar de su plan mejor trazado, una contra mortal lanzada desde la izquierda, Jachu corre desesperadamente contra tres jugadores dribla hasta plantarse en el área, hasta un callejón sin salida, hasta que sus pulmones no dan más. Mario aparece más atrás y recibe el balón dribla a otro más que sale al paso y levanta la cabeza. El Litri llega desde atrás pidiendo el balón para lanzar un disparo lejano, pero Mario ha visto a Tote, el ataque de Jachu ha desviado toda la atención al lado izquierdo y Tote está solo en la derecha. El balón va ahí sin fuera de juego y Tote controla ante el portero, un par de metros a la derecha del punto de penalty. Controla, mira, y dispara al palo corto con un toque suave y seco que se cuela junto al palo.
Todos gritan, el banquillo explota, saltan y corren como si no fuera el minuto 80. Litri, que está más cerca es el primero en llegar, jamás olvidará la cara de Tote que aún no sabe que hacer y mira para todos los lados con expresión de incredulidad... se abrazan... todos, hasta Jota que llega como una exhalación. Es el golpe de gracia, la hazaña está hecha. Quizá sea sólo un partido, sólo un golpe de suerte, sólo fútbol; pero el Rakiss para esto existe el Rakiss y vosotros sois: HEROES del Rakiss. Ya no hay nada que no podáis hacer.
2 comentarios:
Dios, que emocion leyendo esto, las lagrimitas asomaban en mis ojos al final de la lectura. Gesta epica, enhorabuena a todos por esto. Gracias Litri por la cronica, es brutal !!!
Tiko
Dioooooossssssss¡¡¡¡ No hay nada como escribir algo y q a la gente le guste. Q subidón¡¡¡ La verdad es que fue un partido emocionante donde los haya y la prueba está en que al escribir esto me he dado cuenta de que se me había grabado cada detalle en la mente y mi penosa memoria funcionaba por una vez. Gracias a todos por responder tan efusivamente, somos los mejores y siempre lo seremos.
PD: Cuando Jachu me mande la foto, si me la manda la pondrésin demora alguna. Y si no me la manda le bombardeo a mails.
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